Razones por las que necesitas consumir grasa y dejar de tenerle miedo

Hace tiempo que llevaba queriendo escribir un post más detallado para el blog (me gusta analizar los temas con más profundidad, no sólo como los trato en Instagram), así que, que mejor manera que hablar de las grasas; de las razones por las que necesitas consumir grasa y dejarlas de tener miedo.


De que dejes de tenerles miedo se va a encargar Ernesto Prieto Gratacós (un referente científico). Así que, te dejo este magnífico artículo suyo acerca del engaño ejercido sobre la población con el tema de la ingesta de grasa.


Por mi parte, yo quiero tratar de conseguir que tengas miedo, pero que tengas miedo a no consumir la suficiente cantidad de grasa con tu alimentación.

Si no consumes grasa, nos vas a quemar grasa

Voy a empezar por lo más simple, pero lo más necesario para entender el resto de aspectos que se hablarán a lo largo de este artículo.


Si nunca consumes grasa (o la consumes en muy poca cantidad), y en vez de eso aportas hidratos de carbono (glucosa), tu organismo va a especializarse progresivamente en la quema de glucosa (un combustible más rápido de “quemar”), y va a dejar de lado la quema de grasa (un combustible más lento, pero más eficiente).


Es simple, lo que no usas acaba por dejar de funcionar. Esto lo entendemos muy bien cuando se trata de un coche, pero cuando se trata de nuestro organismo, nos cuesta más entenderlo. Cuando tu cuerpo deja de utilizar la grasa como fuente de energía (“desaprende”; “se hace vago”), dejas de ser flexible metabólicamente. Si llevas un tiempo siguiéndome y leyéndome, ya me habrás oído hablar de este término tan importante.


Cuando dejas de ser flexible metabólicamente ocurre una situación paradójica (y frustrante para muchas personas). Da igual la cantidad de grasa que tengas en tu cuerpo almacenada; da igual que tengas obesidad y un perímetro abdominal considerable; da igual incluso, que comas muy poquito con el objetivo de perder grasa. Si tu cuerpo no sabe acceder a la grasa almacenada, tú no vas a perder grasa.


Este es el motivo por el que comer menos y hacer más ejercicio no funciona para perder peso (más allá de los primeros días). Y este es el motivo por el que no comer grasa por miedo a engordar es un grave error.


Comer grasa no quiere decir que vayas a almacenar grasa, por si no lo sabías. Y esto me sirve para introducir el siguiente apartado.

La grasa se necesita para formar estructuras en el organismo

Empecemos con un dato interesante: El cerebro está compuesto en un 60% de grasas. Como cualquier otra parte del organismo ha de renovarse y regenerarse constantemente para su correcto funcionamiento. Si no ingerimos grasas con nuestra alimentación (y no somos flexibles metabólicamente), ya os podéis imaginar la calidad de vuestro cerebro, de vuestros pensamientos y de vuestra vida. ¿Problemas emocionales? ¿Muchos episodios de tristeza? ¿Dificultad para gestionar las situaciones del día a día? ¿Dificultad para concentrarte? Todo esto puede que esté relacionado con este factor.


Por otro lado, el material principal de la membrana de todas nuestras células es la grasa. Estas membranas o paredes están formadas por fosfolípidos y colesterol.


Nosotros jugamos un papel esencial a través de la alimentación. Debemos comer la grasa adecuada, ya que no solo la utilizaremos como energía, sino que la incorporaremos como parte estructural de las membranas celulares.


Necesitamos colesterol. El colesterol es un componente esencial de las membranas celulares y de las lipoproteínas. Es necesario también para la fabricación de Vitamina D y es precursor de todas las hormonas sexuales, el cortisol y la cortisona. Es tan imprescindible que si no lo ingieres con la alimentación, tu cuerpo fabricará todo el colesterol que necesita (de nuevo, en el caso de que sepa acceder a sus reservas de grasa, sino, estarás en serios problemas).


El colesterol está presente en alimentos categorizados como grasa, es decir, necesitas consumir alimentos grasos, ya sea para aportar el colesterol directamente, o para producirlo a partir de los propios ácidos grasos.


Por lo tanto, deja de pensar que la grasa sólo va a ser utilizada como fuente de energía. En primer lugar se utilizará para funciones más prioritarias como las que acabamos de mencionar.

La grasa es imprescindible para la regulación de tu metabolismo

¿Recuerdas las membranas celulares de las que acabamos de hablar? La calidad de nuestras membranas celulares depende del correcto aporte en cantidad y proporción de grasas. Las membranas celulares son clave a la hora de aportar fluidez a las células y permitir el intercambio adecuado de sustancias entre la parte interna y externa.


Su composición depende directamente del tipo de grasa ingerida. Nuestra salud por tanto, también. En otras palabras, de la correcta proporción de distintos ácidos grasos de la pared celular depende el buen funcionamiento de las células, es decir, de nuestro organismo. Se podría decir entonces, que las grasas regulan nuestro metabolismo en gran medida.


La mayor parte de las vitaminas son liposolubles, es decir, deben viajar en las lipoproteínas (grasas) para poder ser posteriormente almacenadas o utilizadas. Vitaminas A, D, E, K componen entre otras este grupo.


El sistema de absorción y transporte de grasa (y por tanto, de vitaminas liposolubles) solo se pone en marcha cuando detecta una cantidad mínima de ácidos grasos (al menos 1 gramo), por lo que es inútil tomar estas vitaminas en ayunas; no se absorberán.


Ya puedes comer todas las verduras que quieras junto con tu pescado blanco al vapor con 0 grasa, que nos vas a absorber prácticamente ninguna de las vitaminas presentes en las mismas.


Por si no lo sabías, las vitaminas son imprescindibles para la correcta regulación del metabolismo y por ende, del correcto funcionamiento de tu organismo.


Ya hemos hablado también de la importancia que tenían las grasas en la regulación hormonal a través del colesterol. Por si acaso, también lo aclaro, si no existe una correcta regulación hormonal, no vamos a tener un metabolismo adecuado.

Grasas y leptina

Y hablando de regulación hormonal, la grasa es imprescindible en la regulación de una hormona en específico: la LEPTINA. Es importante que dejemos de pensar en el tejido adiposo como un lugar de almacenamiento de grasa y ya. Se trata de un órgano endocrino (que produce hormonas y otras sustancias imprescindibles para el correcto funcionamiento del cuerpo).


Si esta maquinaria que es el tejido adiposo no está “engrasada” (perdón, jeje), es decir, tu cuerpo no puede acceder a ella como debería al haber perdido la flexibilidad metabólica, sus funciones endocrinas no van a realizarse como deberían. De nuevo, tu metabolismo va a verse perjudicado.


Volviendo a la leptina. La leptina, es la hormona de la saciedad. Básicamente, es la hormona encargada de que dejes de comer. Si tu cuerpo te dice de parar de comer cuando debes parar de comer, es mucho más sencillo que tu proceso de pérdida de grasa tenga éxito, que si tienes hambre a todas horas y nunca puedes parar de comer. Por lo tanto te interesa que esta hormona este bien regulada.


¿Cómo se regula la leptina? Mediante varios mecanismos. El que más nos interesa aquí, es la cantidad de ácidos grasos circulantes en la sangre. En personas que no son flexibles metabólicamente, estos ácidos grasos circulantes sólo aumentan de una manera relevante tras la ingesta de alimentos ricos en grasa.


Por lo tanto, si no consumes grasa, no vas a secretar leptina y por tanto, vas a tardar muchísimo más en saciarte. ¿Qué quiere decir esto? Que vas a tener mucha más hambre y a comer más de lo que debes. No por tu falta de fuerza de voluntad como muchos nutricionistas y médicos te dicen, si no por una mala regulación hormonal.


Es decir, tu pescado al vapor con lechuga te va a saciar “una mierda” (perdona, es que así impacta más y te lo tomas más en serio). La primera noche, tirando de fuerza de voluntad vas a irte a dormir, la segunda puede que también, haciendo un esfuerzo titánico, pero la tercera, vas a asaltar la despensa cual si del monstruo de las galletas se tratase.


En cambio, si a esa lechuga le añades una buena cantidad de aceite y unos frutos secos, y ese pescado al vapor lo acompañas de medio aguacate, vas a acabar saciado y tu proceso de alimentación no va a depender de tu fuerza de voluntad”.


En resumen, comer grasa (si es de fuentes naturales -también entran aquí las imprescindibles grasas saturadas) es sinónimo de salud. Y además, es la única forma de perder grasa de manera saludable a largo plazo.


Gracias por llegar hasta aquí. Espero que te haya sido de valor este post.

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